Sobre la pildora, el TC, la alianza y la Iglesia

A contar del 10 de Abril, fecha en la que se informó la resolución final del fallo del Tribunal Constitucional sobre el requerimiento que presentaron los conservadores de la Alianza -aunque no se dio a conocer su contenido íntegro- he ido incubando en mi interior una incómoda opresión, la que he sentido crecer y -por primera vez en años- he percibido, fuertemente, que esta sensación, es algo así como un sentimiento nacional compartido -al menos por una gran mayoría social- que ha ido creciendo, paralelamente, tanto en mi interior como en mi entorno inmediato, que ha inundado programas de radio, televisión, crónicas de diarios; que ha sido tema obligado en el viaje en el colectivo, en el cafe en la esquina, en la hora de colación.

He hecho el ejercicio de escuchar y analizar -en la medida de mis limitadas posibilidades- la mayor cantidad de opiniones publicadas o emitidas en relación a este tema...y para mi gran satisfacción personal, he concluido que este incómodo sentir interior no es un sentimiento peregrino, incubado por un anacoreta social en el Chile del siglo XXI. Todo lo contrario, si algo he de rescatar de positivo del referido fallo...es esa sensación tan desusada de sentirmeparte de un cuerpo vivo de una nación, un pueblo que observa, estupefacto, en una mezcla de rabia, impotencia e indignación, como un pequeño grupo de personas se solaza y felicita por haber logrado un inmenso triunfo para la "Vida" -y para aquellos lectores o visitantes que piensen que me refiero al vilipendiado Tribunal Consititucional- yerran en sus suposiciones.

Derechamente, el referido tribunal no ha estado a la altura de su altas y esenciales atribuciones, por el contrario, demostrando una actitud servil, genuflexa y pusilánime, ha desvirtuado su alta investidura, ubicandose como un mísero instrumento en las manos del más poderoso y temible grupo de presión que opera una fuertísimo lobby en este país.

Me refiero a esa agrupación que, arrogándose la representación divina impone al resto a la fuerza -desvirtuando de paso su hipócrita argumento, respecto al libre albedrío- una "preseunta" moral cristiana fruto, presuntamente, inequívoco de aquella verdad revelada ante la cual se postran y rasgan vestiduras y que luego que ellos mismos vulneran amparando criminales y sádicos, y sustrayendo de la acción de la justicia a aquellos de los suyos que han sido puestos en evidencia en sus atrocidades, implorando para ellos caridad y perdon.

Es este grupo reducido de hombres que, voluntariamente, han decidido cercenar -al menos públicamente- la mas fundamental inclinación del ser humano -al amor físico, al amor de pareja, el gozo sexual, sea esta hetero u homo- renunciando así al más básico instinto de cualquier individuo -aquel que permite la prosecución de la vida y de la especie- la reproducción. Con esta mutilación -aparente la mayor parte de las veces-pretenden alcanzar esa dignidad que les permita dictar, dirigir, ordenar, prohibir y castigar las conductas de sus congéneres, desde la altura moral que les otorga su investidura eclesial, son estos hombres que visten de purpura y rojo, aquellos que pretenden erigirse en guardianes de la virtud y de la vida.

Quizás, entre todos estos seres habrá algunos realmente lumínicos, preclaros, merecedores del más amplio respeto, admiración y consideración...lamentablemente, y como suele ocurrir en todas las organizaciones humanas, estos seres especiales son más bien temidos y aislados, por esa mayoría mediocre que cree, pero por sobre todo pretende, el inmovilismo y la conservación de los priviliegios que han acumulado en los 2000 años de expoliación que llevan sometiendo al mundo occidental, al amparo de la consigna de un Dios único que sólo se comunica y se manifiesta en las palabras del rey de los ccristianos...el papa romano.

No podemos confundirnos, la derecha política es -y por cierto siempre ha sido- sólo una más de los instrumentos que este enorme poder de facto ejerce en nuestra sociedad, hoy fue la pildora que se entrega a las mujeres de escasos recursos -en los consultorios- ayer fue la lucha encarnizada por el divorcio vincular y la dictación de la ley matrimonio civil -que por gracia y efecto de la mano sacra, resulto ser un producto jurídico harto deficiente- mañana será la pelea por las últimas voluntades, el derecho a morir con dignidad, etc.

Es por ello que me indignó el contemplar la desfachatez y el descaro con que Jorge Reyes -abogado patrocinante del requerimiento- sostenía que era esta una controversia jurídica...FALSO, mentira, esta es una cuestión aún más profunda y fundamental, un asunto que tiene que ver con nuestra dignidad esencial, con nuestra filosofís de vida...ser capaces de determinarnos nosotros mismos, en razón de lo que creemos es bueno y justos o permitir que el marco y parámetro de nuestra conciencia -aquel que nos señala el camino y la diferencias entre lo que es correcto y lo que está mal- no sea nuestra conciencia individual libre y soberana, sino sean los dictados de una fe proclamada e interpretada por la jerarquía de la más retrógrada y abusiva de las Iglesias.

Por ello, apelo a todos los ciudadanos progresistas y propongo terminar con los privilegios de esta Iglesia sometedora, que se acaben las exenciones impositivas a los inmuebles de las iglesias, que todas éstas paguen al estado de Chile y a sus ciudadanos lo que por su riqueza corresponde, de una vez secularicemos nuestras instituciones y eliminemos cualquier privilegio concedido a las iglesias, que supere el concedido a cualquiera otra institución o grupo intermedio. Si la Iglesia desea ser mantenida y sostenida por sus fieles, que así lo sea y quizás no con el 1% sino con el 10 o el 20,...pero que dicha contribución salga de sus fieles y no del resto de nosotros que no queremos participar de estas asociaciones religiosas y que no queremos contribuir ni en un 0%, extraido de aquella porción que en derecho nos corresponde, como miembros plenos de esta sociedad civil, jurídicamente organizada, llamada Chile.

Finalmente, para todos aquellos que en conciencia y con libertad repudian con la misma fuerza y convicción las acciones de esta Iglesia intolerante y conculcadora de nuestras libertades y nuestra dignidad y que, sin embargo, forman parte de la grey de esta iglesia -a lo menos como dat estadistico- en virtud de un bautismo o una comunión o una confirmación; que ya nos resulta incómoda e irreal, existe la alternativa de solicitar la cancelación de los datos de registro de bautismo, confirmación, matrimonio, etc...mediante una declaración de apostasía...pero ello es por ahora, harina para otro costal.

Buenas noches Chile, viva la libertad...de conciencia.